El chicle bajo el microscopio: eso es lo que realmente estás masticando (y no te gustará)

Si te gusta masticar chicles, ahora sabes como son bajo el microscopio: eso es lo que realmente estás comiendo.

Masticar chicle es un hábito común, a menudo para refrescar el aliento o reducir el estrés, sin embargo su consumo excesivo puede tener efectos negativos en la salud dental y digestiva. Y no solo: un estudio hizo un descubrimiento alarmante.

mujer masticando chicles
El chicle bajo el microscopio: eso es lo que realmente estás masticando (y no te gustará) esderegiondemurcia.es

La historia del chicle se remonta a miles de años atrás, con orígenes en diversas culturas, como los antiguos mayas que masticaban la savia del árbol de chicozapote, conocida como “tzictli”, de donde proviene la palabra “chicle”. En otras partes del mundo, se utilizaban resinas de árboles para masticar. En el siglo XIX, el inventor Thomas Adams revolucionó el chicle comercial al añadirle sabor y convertirlo en un producto popular. A lo largo del tiempo, la industria del chicle ha evolucionado, introduciendo nuevos sabores, texturas y variedades, desde chicles sin azúcar hasta aquellos con propiedades refrescantes o blanqueadoras.

Una curiosidad es que el chicle más antiguo conocido es un trozo de resina de abedul de hace 9.000 años, encontrado en Suecia, con marcas de dientes humanos. Además, el récord de la burbuja de chicle más grande del mundo lo ostenta Chad Fell, quien logró una de 50 centímetros de diámetro. Lo que pocos saben, es que The Conversation ha investigado sobre el tema de los chicles durante 15 años, y las respuestas son realmente preocupantes y alarmantes.

Masticar chicle, esto es lo que entra en tu boca

Masticar chicle es un hábito de muchas personas, pero revela una realidad preocupante: el consumo de materias primas similares al plástico. Análisis químicos han demostrado que la goma de mascar, lejos de ser inofensiva, contiene compuestos como el estireno-butadieno (usado en neumáticos), polietileno (presente en bolsas y botellas) y acetato de polivinilo (adhesivo para madera), además de edulcorantes y saborizantes.

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Masticar chicle, esto es lo que entra en tu boca – esderegiondemurcia.es

La industria del chicle, un mercado global multimillonario, genera miles de toneladas de residuos plásticos cada año. Se estima que una porción individual de chicle pesa alrededor de 1,4 gramos, lo que se traduce en millones de toneladas de goma producidas anualmente. Un tercio de este peso corresponde a la base de goma sintética, un material no biodegradable que persiste en el medio ambiente durante décadas.

El chicle desechado se degrada en microplásticos, contribuyendo a la contaminación ambiental de manera similar a los plásticos de un solo uso. La presencia de chicles pegados en espacios públicos es un recordatorio constante de este problema. Para abordar esta situación, se requiere un enfoque integral que incluya educación, reducción del consumo, alternativas sostenibles, innovación, responsabilidad del productor y legislación.

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